martes, 3 de mayo de 2011

Se apaga un faro


Faro de Cacilhas (Setubal-Portugal). Foto de Patrick Leroy.
Iba a empezar hoy con los faros de Girona, los que he hecho durante la semana de Pascua, pero ayer me llamó mi hermana para decirme que su perra, Ágata, se había muerto. Ya era muy mayor y los achaques no le dejaron pasar de la noche del lunes. Su historia tiene cierta similitud con el viejo faro portugués de Cacilhas, que fue desalojado de su ubicación original en esta localidad a orillas del Tajo cuando la autoridad correspondiente consideró que obstaculizaba otros proyectos. Halló un nuevo hogar en la isla de Terceira (Azores), donde le llegó la vejez y de donde salió hacia su ubicación final de nuevo en los muelles de Cacilhas. Ágata fue abandonada por sus primeros dueños en la perrera de la Sociedad Protectora en Mutilva cuando quedó preñada. Allí la recogió mi hermana hace más de diez años y juntas han vivido todo este tiempo. Ágata fue el primer perro con el jugaron mis hijos y el que más paciencia ha tenido con ellos. A ella saludaban antes que a su tía, y si no venía con ella su primera pregunta era "¿Dónde está Ágata?". Difícil respuesta tendrá ahora la cuestión. Pero igual que el viejo faro de Cacilhas sigue encendiéndose todas las noche en recuerdo de su antiguo oficio, ahora Agatita seguirá en el recuerdo de toda la familia. Un beso Espe.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Descanse en paz preciosa Agatita. Un beso Espe