martes, 30 de junio de 2020

El faro hermanado (entrada provisional por causas técnicas)


Al faro de Trézien ya lo he nombrado un par de veces. Está hermanado con el Saint Mathieu en lo que gestión se refiere, lo que significa que con la entrada para visitar uno de ellos puedes también entrar en el otro. A parte de su altura, lo que más me llamó la atención es que su linterna es de piedra.Una ventana da acceso a la lente y a la bombilla. Es una luz direcional blanca que está alineada con Kermovan, el cual lo está también con Saint Mathieu y entre los tres marcan la navegación segura por el canal de Four. .
Volviendo a lo de la entrada, muy felices nos las prometíamos mi Santa y Paciente yo en la visita (nunca hay que despreciar la oferta del 2x1, bien en el supermercado bien en los faros) cuando bien temprano  por la mañana llegamos a nuestro destino. Lo primero que nos encontramos fue un cartel que anunciaba el Día de Faro de Trézien. "¡Guay!", pensamos. Lo segundo con lo que nos chocamos fue un señor francés, muy amable, eso sí, que nos informó de que ese día el faro no se podía visitar, que estaban de preparativos por el día del faro. "¿Eh?", dijimos. El buen señor nos explicó que la asociación local de amigos del faro de Trézien organizaba esa fiesta para recaudar fondos para el mantenimiento del monumento y del pequeño museo dedicado a las artes de pesca que completa la instalación. Además de la música, el bar y el puesto de crepes, necesitaban acondicionar la torre para la actividad especial. Siguiendo la direción de su dedo hicimos el tercer hallazgo: la posibilidad de hacer rapel desde lo alto del faro. No sé qué cara se me iba poniendo mientras asimilaba la información, pero mi Santa y Paciente lo tuvo muy claro: "¿Vas a hacerlo, verdad?". La respuesta , en el vídeo (que no es un vídeo, que es una foto, este es el problema tnico que me ha hechoi descubrir otro más gordo). Soy el que está más a la izquierda, el del pantalón corto.



En resumen, para qué bajar y salir del faro pudiendo salir y bajar del faro.
Y aquí nos quedamos hasta la vuelta del verano allá por septiembre. Que visitéis muchos faros.

Altura 37,2 metros
Plano focal, 84 metros
Una luz blanca con dos ocultaciones cada 6 segundos
Alcance, 23 millas
Visitable (y en ocasiones rapelable). 182 escalones

martes, 23 de junio de 2020

Un faro bretón para hablar de otro cántabro


Ver el faro de Kermorvan desde el mar me hizo entender una cuestión que me intrigaba de muchos faros bretones: ¿por qué tienen una mitad pintada de blanco y la otra no? A la mayor parte de los faros que he visitado he llegado desde tierra, por lo que me pierdo su principal perspectiva y experimentar la naturaleza real de su función: ser visto desde el mar. Por regla general contemplo sus siluetas recortadas contra el mar o contra el cielo. El día que salí del puerto de Conquet hacia la isla de Ouessant, al doblar la península de Kermorvan descubrí que su faro, en concreto su fachada blanca, destacaba y se recortaba contra el fondo oscuro de la costa. El día anterior lo había visitado y su fachada de piedra era la que destacaba contra el mar. En ese ferry comprendí en todo su alcance lo de ayuda a la navegación. Y los faros lo son, tanto de noche como de día.
 Esto me lleva a la polémica fareroturística de estos meses en Cantabria. Planteamiento: como iniciativa para enriquecer el atractivo turístico del cabo de Ajo, el Gobierno de Cantabria, la Autoridad Portuaria de Santander y el Ayuntamiento de Bareyo decidieron que el street artist cántabro Okuda San Miguel redecorase con su particular estilo el faro de Ajo, que hasta ahora lucía de impoluto blanco. Los que, como yo, no sepáis nada de este artista, podéis visitar su página web aquí o ver parte de su obra pinchando también aquí. Y en este otro enlace se muestra una imagen del proyecto.
 Inmediatamente se ha montado el pollo.Desde todos los ámbitos se han alzado voces críticas en contra con argumentos políticos, artísticos, legales, patrimoniales, sentimentales, estéticos... Incluso náuticos. No seré yo quien tenga la razón, ni la última palabra ni el argumento más convincente. Solo tengo una opinión y ni siquiera tengo claro que sea muy firme. Lo primero que me pregunté es ¿qué necesidad hay de redefinir el aspecto del faro de Ajo? A esto debe responder la Autoridad Portuaria de Santander y otras responsables de temas marítimos. Que esta es la cuestión básica que debe guiar el tema, el debate y la posterior actuación me lo confirmó el Catálogo de faros con valor patrimonial de España escrito por el arquitecto Santiago  Sánchez Beitia y recientemente editado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, en el que al final del segundo párrafo de su página 32 dice  que "Acaso la uniformidad que imprimen los modelos a las torres sea, desde un punto de vista pura y simplemente estético, una restricción de ideas. No obstante, no debe  olvidarse cuál es la función primordial de un faro, que no sea otra que la de constituir una ayuda a la navegación en la que no caben consideraciones ajenas a ella". Dicho sea de paso, todo este párrafo del informe trata de la importancia de que los faros sean referencia visual  con luz diurna y de las maneras en las que se hace visible y distinguible. Si la respuesta, técnicamente justificada y razonada, es sí, entonces es cuando alguien ajeno al mundo náutico y cercano al arte y al turismo puede lanzar su idea: "¿y si aprovechamos el cambió para darle un interés extra al faro que aumente su valor  como destino turístico?". La lluvia de ideas que nazca a partir de esta pregunta no debe perder de vista la naturaleza  de un faro, que de lejos debe ser distinguido con claridad y sin asomo de duda. Suponiendo que todo esto se haya solventado con un "adelante, chicos, mola la idea de trasformarlo", llega la tercera cuestión, y más subjetiva, ¿es Okuda la mejor opción? También habría un cuarto planteamiento que quizá debería ser aclarado antes: la transformación, ¿permanente o temporal?
 Con respecto a Okuda, si se mantiene fiel a su estilo y que es lo que parece, ni de coña es el más adecuado. Su estilo agresivamente urbano no encaja en el marco bucólico de un prado típicamente cántabro, completamente despejado de todo y que lo único humano es el faro y dos construcciones auxiliares. Es agresivo para un entorno natural. No creo que los visitantes que se acercan a este tipo de paisajes vayan buscando esto. Me parece más práctico, más oportuno y más atractivo que pinte alguna casa de Bareyo, en el propio núcleo urbano. Tendría más éxito. Por cierto, que Okuda tilde de ignorantes a quienes critican este proyecto no ayuda. Le irá la polémica, pero muchos de los que han expresado sus críticas (yo no estoy entre ellos, lo mío es solo una opinión) saben muy bien de qué están hablando. Hasta donde yo sé, nadie ha cuestionado la valía del artista. Por otra parte, esa serie de colores ¿hacen más visible el faro desde una embarcación?, ¿ese diseño con muchos colores y formas no desdibujará la silueta invisibilizándolo a los ojos de los marinos? Si esto ocurriera, afectaría directamente a la función señalizadora intrínseca del faro.
 En resumen, con los datos de los que dispongo (sin entrar en temas urbanísticos ni legales ni de jurisdicción) este proyecto no me gusta y creo que no hay que llevarlo a cabo. Principalmente porque nadie ha explicado la necesidad de cambiarlo. Secundariamente, la solución ofrecida no aporta ningún valor, de hecho creo que devalúa.
 Y una vez que hemos entrado en este tema, tal vez podríamos también analizar la intervención en el donostiarra faro de Santa Clara.

Y ahora volvamos a Kermorvan
Altura 20 metros
Plano focal, 20 metros
Un destello blanco cada 5 segundos
Alcance, 22 millas
Accesible

martes, 16 de junio de 2020

Una ayudita entre las ruinas


Parece mentira que un faro tan grandote y tan lucido como el de Saint-Mathieu necesite de un par de luces auxiliares. La de la foto es la que llaman número 2. De la número 1 no hay imagen porque ni la vi ni la busqué (ni siquiera sabía que existía). Levantado a unos 50 metros del principal, una de sus funciones es la de alinearse con el faro de Kermorvan y otra, la de marcar  la entrada al canal de Four. Por cierto: este canal alberga al faro del mismo nombre y que jugó conmigo y con mi Santa y Paciente al escondite.
Os cuento. Haciendo tiempo para visitar el faro de Trézien, nos acercamos hasta la villa de Porspoder con intención de ver, que no de visitar puesto que está sobre una roca en medio del mar, el de Four. Según entrábamos al pueblo lo vimos a lo lejos, con claridad. Dejamos el coche en un parking para los visitantes de la península de Saint-Laurent, una pequeña y encantadora reserva natural batida por el viento. Según el mapa, desde esa península podríamos contemplar esta construcción sin problemas. ¿Sin problemas he dicho? Y un cuerno. Recorrimos todo el perímetro de Saint-Laurent, disfrutamos el dolmen de Beg ar Vir y maldijimos a los que amontonan las piedras planas  haciendo columnitas. Aquello parecía la versión zen de la columnata de la plaza de San Pedro. El faro no aparecía por ningún lado, la niebla que había entrado con el viento norte en los 30 minutos que nos costó aparcar y llegar a la costa lo impedía. Ni la silueta se adivinaba. No hubo manera. Nos volvimos al coche para comer algo y disfrutar del Concurso Internacional de Cometas Porspoder 2018. Espectacular.
Creo que en algún momento he dicho que soy navarro y el "¿a que no puedes?" lo llevo muy mal. Así que dejé a mi Santa y Paciente durmiendo la siesta en el coche e hice un nuevo intento. Google maps, mapa de carreteras, guía de faros franceses, guía de Bretaña... Nada. Yo estaba en el sitio adecuado. La península estaba en el lugar que le correspondía. Hasta Bretaña estaba donde decían los mapas. Pero la Four, no. Lo habíamos visto de pasada, pero ya no. Al final, como en las pelis de los domingos por la tarde, cuando la derrota parece irremediable y la decepción asoma, apareció un hado en forma de viento que medio disolvió la niebla y entre las nubes asomó la linterna del faro del canal de Four, No hubo tiempo para fotos, solo para pensar "te pillé". Una aparición tipo yeti, ahora estoy , ahora no.
Y después de esta chapa. ¿alguien sabe cómo he hecho para desviarme 21 kilómetros al norte en línea recta desde Saint-Mathieu?
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Altura 6 metros
Plano focal, 26 metros
Un destello cada segundo. luz verde en el sector 85º-107º, luz blanca en el sector 107º-116º, luz roja en el sector 116º-134º. A oscuras el sector 116º-85º.
Alcance, 14 millas la luz blanca y 11 millas las luces verde y roja

martes, 9 de junio de 2020

Quita el monasterio que pongo un faro


Ya sé que el título de esta entrada al blog es un tanto escandaloso, o cuando menos exagerado, pero es lo que tienen las revoluciones, que son ruidosas y llamativas. En la punta de Saint Mathieu, casi en el extremo más occidental del Finisterre francés, ha existido desde el siglo XIII una luz que guía a los navegantes. Los monjes del monasterio que por aquel entonces existía en estos acantilados ya encendían en una de sus torres un fuego para señalar su posición a los barcos en el mar de Iroise (un área cuasitriangular que tendría como vértices la isla de Ouessant al norte, la de Sein y la punta de Raz al sur y a la entrada a la rada de Brest por el este). Y así siguió la cosa hasta que llegó la Revolución Francesa, cuando el monasterio fue abandonado y sus restos comprados por un particular, un tal Budoc Provost, que  prometió mantener encendida la luz de la torre.
El statu quo se mantuvo unos 40 años hasta que la autoridad competente, o sea, la Marina francesa, decidió construir el actual faro. Esta decisión supuso el derribo de la antigua torre y de parte de la cabecera del monasterio para hacer sitio a la amplia base circular sobre la que se eleva la torre. Pero eso sí, mantuvieron el resto del edificio.
Saint Mathieu fue mi primer encuentro con un faro turístico francés. Le falla el espacio de aparcamiento, pero todo lo demás está perfectamente organizado: la tienda, el museo, la visita, los servicios auxiliares. Es más, tras adquirir las entradas y descubrir que también servían para visitar el faro de Trézien (Nota mental: satisfacción por descubrir que mi nivel de Francés de 8º de EGB-actual 2º de la ESO de hace 40 años aún me permite entender y hacerme entender más allá de los Pirineos), la guía-vigilante de la linterna avisó a una compañera que hablaba español para que subiera a explicarnos lo que necesitáramos (Apunte a la Nota mental: tu nivel de Francés de 8ª de EGB no es para tirar cohetes, no te vengas arriba). Como casi siempre, un ejemplo a seguir, que no todo tienen que ser hoteles.
Por cierto, en Francia también andan desescalándose y desconfinándose, y esta es una  noticia del Ouest France sobre la reapertura a las visitas del faro de Saint Mathieu publicada el pasado domingo.

Altura 37metros
Plano focal, 56 metros
Un destello blanco cada 15 segundos
Alcance, 29 millas
Visitable.163 peldaños.

martes, 2 de junio de 2020

Popular, coqueto y solo con cita

No sé si es por su situación casi a ras de mar, por el gris difuso de sus piedras, por lo recogidico que parece, pero el faro de Petit Minou, a la entrada de la rada de Brest y alineado con Portzic, es de un coqueto subido. No es espectacular ni dramático, pero es fotogénico como pocos. Prueben ustedes buscar imágenes de él y pocos son los que le aventajan en retratabilidad .Además, siempre sale guapo. Aunque es accesible, se puede llegar hasta él sin problemas cruzando un sencillo puente de piedra que le da un toque espcial más, no pierde su aura de digno y amable distanciamiento. De hecho no es visitable más que en contadas ocasiones, con cita previa o apuntándose a una lista cuando se prevé que vaya a abrirse al público en fechas señaladas. Y sí, las plazas se ocupan en un ti-tá. Solo le falta el mayordo inglés que en la puerta rechaza, con educada firmeza y como haciéndote un favor, que visites a la señora de la casa.

Altura 26 metros
Plano focal, 32metros
Grupo de destellos en periodos de 6 segundos de 2+1 destellos. Sector rojo 242-252, sector blanco 252-260, sector rojo 260-307, sector blanco 307-65,5, sin luz 65,5-70,5, sector blanco 70,5-100, sin luz 100-242.
Alcance, 19 millas la luz blanca, 15 millas la luz roja.
No visitable. Solo en fechas señaldas se abre al público para visitas concertadas. 

martes, 26 de mayo de 2020

Lo de "¡firmes!" le viene de natural


Supongo que conoceréis esa sensación de salir a la carretera, temprano por la mañana, con fresquito pero bajo una luz que promete un día brillante. No hay apenas tráfico al salir de la ciudad. El ton-tonio cumple con su función dando las indicaciones  adecuadas y en tiempo. Te diriges a tu destino ligerito, sin pasarte de velocidad pero con viveza. Coges una ruta por la costa, con curvas, de conducción entretenida. El navegador te avisa de que "en 300 metros gire a la derecha". Lo obedeces con optimismo porque tu destino apenas está a un kilómetro de ese giro. Coges el carretil indicado con alegría... y apenas tienes el tiempo justo para frenar casi en seco a un metro de una reja de metal tamaño finca de hacendado indiano con un cartel blanco que, en letras negras, dice "Terrain militaire. Accès interdite" y debajo, en más pequeño, todas las penas del infierno de Dante que caerán sobre los desobedientes y los artículos que justifican su condena. El diseño lo completan una bandera francesa y un montón  de escudos de lo más marciales. La ilusión por visitar el faro de Portzic se hunde como un souffle mal horneado.
No queda otra que volver a la carretera y seguir hasta el siguiente pueblo para poner en marcha el plan b: preguntar a los locales. Tras un par de cafés y mantener una conversación con mi francés de 8º de EGB, salimos del bareto con la noticia de que no se podía llegar hasta la torre y un boleto de los euromillones franceses. En ese momento mi Santa y Paciente pulsó la tecla. "Ha dicho que no se puede". Y yo, navarro que soy, lo vi todo rojo. "¿Que no? Vamos p'allá".
Dejamos el coche en una especie de aparcamiento al lado de la carretera. Nos metimos en el bosque siguiendo un sendero entre encinas que discurría paralelo al acantilado y terminamos por desembocar en un mirador que se abre sobre la entrada a la rada que llega hasta el puerto de Brest y bajo el puesto de control de tráfico marítimo de la Marina Francesa. Pero lo importante, el faro, también estaba ahí. Además, siguiendo la senda encontramos la verja que cierra esa parte del área restringida pero que da justo al  pie de la torre, una elegante construcción que recuerda al faro de Les Baleines.
Y no nos tocaron los euromillones.

Altura 35 metros
Plano focal, 56 metros
Grupo de ocultaciones  en periodos de 12 segundos de 2 destellos. Sector rojo 219-259, sector blanco 259-338, sector rojo 338-360, sector blanco 0-65, sin luz 65-70,5, sector blanco 70,5-219
Alcance, 19 millas la luz blanca, 15 millas la luz roja.
164 escalones
No visitabley razonablemente accesible

martes, 19 de mayo de 2020

El caballero y su escudero


Probablemente, pointe du Raz sea como paisaje marítimo uno de los más dramáticos (en el sentido romántico y teatral) del Finisterre francés. Quizá influyó la hora, un atardecer, y el clima, ventoso y algo fresco para julio, pero las peñas, los farallones, el gris ambiental y la soledad sobrecogían. Allí, en medio de la marejadilla, sobre una roca emergida aguanta las inclemencias el faro de La Vieille, una torre cuadrangular de granito que vigila el paso de las naves que se aventuran por el canal entre la isla de Sein y pointe du Raz, cuyas corrientes están entre las más peligrosas del Atlántico. Señala los arrecifes que se prolongan desde la costa. A unas decenas de metros un poco más al oeste se alza la tourelle de la Plate, también  apodada la petite Vieille, una baliza con funciones de señal cardinal oeste que a modo de fiel ayudante indica a los navegantes con su camisola amarilla con banda central negra que las aguas libres se encuentran en el lado de Poniente.
Desde esta punta también se divisa el faro de Tévennec, probablemente uno de los faros europeos con mayor fama de maldito. Cuentan que el lugar enloquecía a sus habitantes. No sé, pero los datos cantan: diecinueve fareros y cuatro guardianes, además de numerosos auxiliares y sustitutos pasaron  por el islote en 35 años. En 1910 se automatizó.

La Vieille
Altura 27 metros
Plano focal, 33metros
Grupo de ocultaciones  en periodos de 12 segundos de 2+1 destellos. Sector blanco 290-298; sector rojo 298-325, sector blanco 325-355, sector verde 355-17, sector blanco 17-35, sector 35-105 verde, sector 105-123 blanco, sector 123-158 rojo, sector 158-205 blanco y sector 205-290 sin luz
Alcance, 18 millas la luz blanca, 13 millas la luz roja y 14 millas la luz verde
Baliza de la Plate
Altura 9,5 metros
Plano focal 9 metros
9 destellos rápidos de luz blanca en periodos de 10 segundos
Alcance 8 millas

martes, 12 de mayo de 2020

Primero fue luz y después sonido


El viejo faro de Penmarc'h fue parte del primer plan de iluminación de las costas francesas en los comienzos del siglo XIX, entrando en servicio en 1835 y apagándose su linterna en 1875, cuando le sustituyó el de Eckmühl. En ese momento pasó a ser una marca fija de navegación, para lo que se pinto su fachada sur de color blanco. Así pasó un siglo, hasta que a alguién se le ocurrió que sería una buena idea añadir a la seguridad marítima de la zona una sirena de niebla, para la que no se encontró mejor ubicación que la vieja torre de Penmarc'h. En 1975 emitió su primer bocinazo. La señal sonora aulló en la niebla bretona hasta que en 2009 una avería la hizo enmudecer. Ahora, tras casi 200 años de servicio activo, se ha convertido en memoria y aloja en su interior la historia tanto de los faros y las balizas de la zona como del servicio de salvamento  marítimo.  

Altura 39  metros
Inactivo
Visitable como museo.

martes, 5 de mayo de 2020

El de las habas contadas


El faro de Eckmühl es uno de esos que mi Santa y Paciente llama "de habas contadas". Es decir, que cuando vas a visitarlo tiene numerus clausus y su  sistema de visita es el que entra por el que sale. No es el único, creo recordar que en Cap Ferret también usa este método de control de acceso. De esta forma se evitan aglomeraciones en escaleras largas y estrechas entre los que bajan, los que suben y los que sufren (aplicarse 300 escalones del tirón tiene su aquel), Además, si bien desde lo alto se disfruta de maravillosas vistas, para la mayoría el interés no dura más allá de media hora, por lo que la espera no es larga ni pesada.
Este faro bretón, que es de los altitos y elegantes, merece un ascenso tranquilo, tanto por motivos prácticos para los que somos de pierna un tanto floja como estética, ya que el reflejo de la luz natural en los azulejos de opalina que cubren todo su interior crean un ambiente como de interior de un acuario muy relajante, tanto que quita las ansias de llegar cuanto ante a la linterna.

Altura 65 metros
Plano foal, 60 metros
Destello de luz blanca cada 5 segundos
Alcance, 23 millas
Visitable. 307 escalones


martes, 28 de abril de 2020

¿Cuándo es el faro un servicio público?


Pues como bien se ve en la foto (si os fijáis en los muñequitos del cartel sobre la puerta verde), cuando el Ayuntamiento de Concarneau así lo decide en un pleno municipal e instala un baño público, un toilette en el faro La Croix. Creo que en los múltiples proyectos de aprovechamientos de infraestructuras, Puertos del Estado no ha pensado en esta. Y sé que es un éxito, yo lo he usado.

Altura 12 metros
Plano focal 14 metros
Un destello blanco cada segundo en el sector  del 6,5 al 93º. Del 93º al 6,5º no hay luz.
Alcance: 13 millas
Accesible. Visitable sólo en caso de necesidad.

martes, 21 de abril de 2020

De puerto a puerto y conozco el andouille


Desde el Charente Maritime me planto directamente en Bretaña saltándome el País del Loira (en concreto los departamentos de la Vendée y Loire Atlantique). Caigo en la península de Quiberon, región de Morbihan. Buscaba el faro de Port-Maria, muy blanco y verde él, justo en el mismo puerto desde donde salen los ferrys que van a Belle Ile en Mer, la isla en la que se han levantado la torre de Goulfar y las casas faros de Kerdonis y Les Poulains. Pero azares de la época veraniega, de la escasa documentación y del navegador hicieron fracasar la visita. El Ton-tonio (así está bautizado el trasto) se dejó llevar por su intuición y acabamos en Port Haliguen, un curioso y simpático puerto pesquero y de recreo. En su viejo muelle pesquero mantiene la vieja baliza verde, en desuso desde que la ampliación portuaria ha llevado las señales luminosas a otros diques. Pero la visita deparó otra sorpresa, esta gastronómica: conocimos el andouille, un fiambre de cerdo típico de Bretaña. Con el consuelo de la tripa llena volvimos a buscar Port Maria. Y lo encontramos. Lo que no encontramos es un sitio para aparcar. Resulta que la península de Quiberon es un popular destino vacacional y turístico francés para los amantes de la vela, el surf y deportes similares. No hubo manera. Así que los cuatro faros previstos pasan a la lista de pendientes.

Altura 12 metros
En desuso
Accesible.

martes, 14 de abril de 2020

El pequeño, que se moje los pies


Obra de los mismos arquitecto e ingeniero que diseñaron y levantaron Les Baleines (François Léonce Reynaud y Sébastien Le Prestre, dato que no di la semana pasada), se erige a algo más de dos kilómetros de la costa el faro de Les Baleineaux. Señala el comienzo del Haut Banc du Nord, la plataforma de arrecifes en la que se sostiene Pointe des Baleines, de la isla de Ré. De un aspecto más funcional que su hermana de tierra firme, inicialmente se proyectó que llegara también a los 50 metros, pero las condiciones ambientales y las dificultades prácticas de la obra la dejaron en algo más de la mitad. Fue una de las primeras torres galas en ser electrificada y es la única de las que conozo que carece de linterna clásica ya que en 1975 se sustituyó por un aeronerador. En la actualidad, y sin poder acercarme más que con el teleobjetivo de la cámara, me da la impresión que cuenta con placas solares. Ahora son los cormoranes sus principales habitantes.

Altura 32 metros
Plano focal 23 metros
Rápidos destellos blancos de medio segundo
Alcance: 7 millas
No visitable, y acccesible solo en embarcación

martes, 7 de abril de 2020

Donde la elegancia se viste de gris


La elegante construcción hace aún más espectacular el faro de Les Baleines. Lo cual explica que sea uno de los faros más visitados de Francia, unos 180.000 al año calculan. Además es de los pocos de esta zona que muestra la piedra limpia, sin pintura ni color, lo que le da una sobriedad extra. Solo la linterna roja destaca como punto de atención colorista, casi frívolo en una construcción tan severa. Situado sobre una zona intermareal muy grande, sobre todo en extensión, domina una amplia región de paisaje cambiante que hace que aventurarse a subir los 257 peldaños de su escalera de caracol merezca la pena.
Y aquí los franceses vuelven a dar una lección de aprovechamiento turístico. No solo lo abren al público (vistas las cifras, el negocio es innegable) sino que además ceden su explotación a un organismo privado que se encarga del mantenimiento de las instalaciones y de los jardines, de la puesta al día de sus dos salas de museos, la dedicada a los faros y la dedicada a la historia social, antropológica y medioambiental. No lo han convertido en un hotel de lujo, han hecho de él un punto de interés en el que participan sociedades locales que trabajan por mantener y dar a conocer todo el patrimonio local, desde los productos artesanos hasta la riqueza del entorno natural y su influencia en la forma de vida de los habitantes de Ré. Valoran y cuidan lo que tienen y hacen que los demás lo valoren también.

Altura 57 metros
Plano focal 53 metros
Cuatro destellos blancos en periodis de 15 segundos
Alcance: 27 millas
Visitable. 257 escalones

martes, 31 de marzo de 2020

Cuando el retiro solo es cambio de oficio


Y en el extremo occidental de la isla de Ré se encuentra pointe des Baleines, probablemente el punto más visitado de la isla. Allí se encuentra la Vieja Torre des Baleines, erigida en el siglo XVII como punto de control marítimo  de día y faro de noche. En desuso desde medidados del XIX, se ha convertido en parte del museo que explica la vida y la tecnología de los faros franceses. Aunque por poco, aún se libra de ola de puestos y tenderetes de productos locales y artesanos que rodean a su heredero, el actual faro. Por cierto, los productos estrella a la venta son la sal de mar aromatizada con todo lo imaginable y la pastilla de jabón de leche de burra. Sí, de esos mismos burros a los que visten con pantalones.
Y es una pena que le esmocharan la antigua linterna de piedra original

Altura 29 metros
En desuso
Visitable. 112 escalones (ojo con la cabeza, todo es piedra y las puertas, estrechas y bajitas)

martes, 24 de marzo de 2020

Míralooo, míralooo,...viendo pasar el barcooo...


...el faro de Chauveau (cantarlo con la música de 'La puerta de Alcalá'. Lo explico porque el Greñas y la KaPoper no lo han pillado).
Desde la playa de Port Notre Dame, en el pueblo de Sainte Marie de Ré, se divisa en el centro del mar el faro de Chauveau, que señaliza a los barcos que se dirigen a La Rochelle punta Chauveau, el extremo sur de la plataforma sobre la que se levanta la isla de Ré. Con la marea alta queda oculta, pero cuando baja se converte en una extensión de arena, piedra y algas muy popular entre los mariscadores y que permite llegar andando hasta este faro-baliza de piedra pintado de blanco y con la linterna de color rojo. Como es habitual en muchas torres de señalización francesas, luce su nombre en letras bien grandes por la cara que da al oeste.

Altura 30,7 metros
Plano focal 27,30 metros
Grupo de ocultaciones  de tres destellos cada 12 segundos con luz blanca y roja.
Alcance: 15 millas
Accesible, pero no visitable. 75 escalones 

martes, 17 de marzo de 2020

El 'cazaturistas' de Saint-Martin-de-Ré

Los paseos por la aseada y prístina Saint Martín de Ré llevan ineludiblemente al faro que señala la entrada al puerto. Cualquier turista y paseante se detendrá en este mirador para contemplar el puerto, la costa, hacer tiempo para el pequeño carrusel que hay en la plaza o para observar los burros con pantalones que esperan para pasear turistas. Y lo de que llevan pantalones va en serio. Camino de Les Baleines se verán borricos así ataviados en cualquier campo cercado o una recua de ellos marchando junto a la carrertera. Me explicaron que se los ponían originalmente para protegerlos de los mosquitos. En tiempos pre-Autan, no quiero imaginar cómo estarían la piernas de los humanos cosidas a picotazos por unos bichos capaces de atravesar la piel de un pollino.
Volviebndo al faro, es una blanquísima torre blanca con la linterna roja. Llama la atención que estando en un entorno tan urbano no tenga pintadas. 
Por cierto, encontré este enlace en la revista El Viajero de El País hablando de Ré.

Altura 13 metros
Plano focal 18 metros
Grupo de ocultaciones  de dos destells  cada 6 segundos con uz blanca en los sectores 83-245º y 281-301º, rojo en el sector 245-281º y a oscuras el sector 245-304º.
Alcance: 10 millas la luz blanca, 7 millas la luz roja.
Accesible

martes, 10 de marzo de 2020

Guiños de muelle a muelle

Camino del faro de Les Baleines (bueno, de los faros, que son dos, el viejo y el nuevo), una paradita en la capital de la isla de Ré, Saint-Martin-de-Ré. Antigua y coqueta ciudad objeto de las desavenencias políticas y militares entre Francia e Inglaterra, y por ello se fue fortificando  hasta convertirse en guarnición militar y prisión. Y de esta cárcel partían los reos condenados rumbo a los penales de Nueva Caledonia y de la Guayana. Es más que probable que el capitán Dreyfuss o Henri Charrière 'Papillon' salieran de aquí para cumplir sus condenas en esas colonias penitenciarias. Pero ninguno de ellos vio estas balizas de los rompeolas de la bocana de entrada al recogido y amurallado puerto, son muy modernas y los últimos presos en salir hacia ultramar lo hicieron en 1938.

Plano focal: 5 metros el rojo, 10 metros el verde
Alcance: 2 millas el rojo, 5 millas el verde
Un destello verde cada dos segundos y medio. y un destello rojo cada dos segundos y medio
Accesibles, paseando el verde y en bote el rojo

martes, 3 de marzo de 2020

Eeeeeh, sin empujar

 
No tengo claro si la casa, en el puerto de La Rochelle, está fagocitando a la baliza verde de Quai de Valin o si esta se incrusta en el edificio en un intento de pasar desapercibida y rebajar la cantidad de atención que le prestan los turistas.Sea como sea, el caso es que su blanca y alta torre octogonal, su 'corbata' de ventanucos y su linterna verde recortada contra el cielo le hacen destacar sobre el 'skyline' de este viejo puerto. Es una luz de alineamiento para entrar el el viejo puerto y hace pareja con la baliza roja del espigón junto a la Torre de San Nicolás.

Altura 23 metros
Plano focal 25 metros
Un destello blanco cada segundo
Alcance: 14 millas
Accesible  

martes, 25 de febrero de 2020

Eclipsada por San Nicolás

A pesar de ser blanca y roja, a pesar de que todas las noches brilla su luz, a la baliza roja de la entrada del puerto de La Rochelle no le cunde su esfuerzo. Estar a la sombra de la Torre de San Nicolás hace que se desvíe la atención. Ubicada al final del espigón del puerto viejo y con la compañía de un pino piñonero (creo), cumple su función de pareja de baile como luz de enfilación con la baliza verde de Quai Valin, cuya esbeltez  también contribuye a restarle la atención de los paseantes y turistas.

Altura 14 metros
Plano focal 15 metros
Un destello blanco cada segundo
Alcance: 14 millas
Accesible 

martes, 18 de febrero de 2020

Faro medieval, prisión de piratas y símbolo de la ciudad


La Torre de la Linterna, la Tour de la Lanterne. El nombre lo dice todo. Esta torre, una de las tres que quedan en la muralla que protege el puerto de La Rochelle, tuvo como función primigenia guiar a puerto a los barcos que arrivaban a la ciudad, siendo uno de los faros más antiguos (del siglo XV)  de la costa atlántica francesa. También era la que se encargaba de  desarmar a los que querían entrar al puerto para evitar ataques sorpresa.
Allá a medidados del siglo XVI se la apodó  la Tour des Prêtres debido a que se alojó en ella, en un primer momento, a un grupo de trece sacerdotes que se oponía al derribo de unas iglesias para poder ampliar la muralla y que días más tarde, en un segundo momento, fueron  desalojados por las bravas y desde lo alto. Este hecho fue recordado y repetido un par de siglos más tarde con otros cuatro curas. El motivo fue la Revolución Francesa. Con el correr de los tiempos, convulsos casi todo ellos, dejó de brillar y pasó a ser prisión. Era allí donde encerraban a marinos y piratas, quienes dejaron su huella en las paredes grabanado en la piedra sus nombres y dibujos varios.
En la actualidad se ha convertido en un atractivo turístico más de La Rochelle, y junto con la Torre de la Cadena y la Torre de San Nicolás forma parte de su  identidad visual, especialmente si se llega desde el mar.

martes, 11 de febrero de 2020

Ponga un camping en su faro

Hay faros que tienen un camping en su vecindario (Higuer, por ejemplo), otros lo que tiene cerca es un hotel (es el caso del de San Sebatià en Llanfranc o el de Finisterre), pero no conocía ningún camping que estuviera a los pies de uno (o de dos) hasta que desembarqué en la isla de Aix. Lo cierto es que en este enclave entre Oleron  y Ré lo aprovechan todo. Lo mismo ponen una escuela de vela en los fosos del recinto amurallado que hacen conciertos en los búnkers  que custodian su costa.
Sobre todo ello se elevan las dos torres gemelas blancas con sus respectivas 'cabezas' rojas. Lo curioso del caso es que son complementarias. Mientras una, la de la linterna, emite una luz blanca, la otra (levantada unos 15 metros más al oeste) porta un filtro rojo que tiñe de este color el destello de su hermana en un sector concreto, el que ocupa el peligroso Rocher d'Antioche y que los barcos que vienen del oeste hacia La Rochelle deben evitar. De hecho, en un reportaje del France3Atlantique con motivo de su restauración en 2014 se puede ver cómo funciona esta pantalla. En concreto en los minutos 1'35'' (por encima del hombro del que habla) y con más detalle en el  1'45'.
Y cambiando de tema. Esto no va de gastronomía, pero tras recorrer la isla en bici, caímos en un pequeño garito, el Aix Press, lleno hasta las orejas de turistas (como el resto de la isla) y descubrimos la 'casolette de la mer'. Un guiso de pescado, marisco y mejillones al horno por el que todavía seguimos suspirando.

Altura 17metros
Plano focal 24 metros
Un destello blanco cada 5 segundos que en el sector que va de 103º a 118º el filtro de la segunda torre vuelve rojo
Alcance: 24 millas la luz blanca, 20 millas la luz roja.
Accesible

martes, 4 de febrero de 2020

Le mauvais rocher d'Antioche

El Speerbrecher 7 (antiguo Sauderland) en 1944, El Port Caledonia en 1924, el petrolero Sant Yves en 1947, el Petit Moussillon en 1992, el Natividad en 1652, el submarino alemán U-263 en 1944, el cargero Aunis en 1898... Son los nombres de algunos de los barcos naufragados en el Pertuis (no sé cómo traducir esta palabra) de Antioche, un peligroso y transitado paso entre las islas de Oleron y Ré en dirección del puerto de La Rochelle. Algunos de ellos cayeron en batalla, otros en una tormenta y otros, simplemente, encallaron en las rocas. Desde la punta de Chassiron se ve la baliza del Rocher d'Antioche, la "mauvais rocher", una marca cardinal de peligro y advertencia que señala uno de los puntos más peligrosos de la zona. Varios pecios que al bajar la marea quedan a la vista lo certifican. De hecho, a la izquierda de la marca se observan restos d uno de ellos. Su banda superior negra e inferior amarilla indican que para evitarlo hay que navegar al norte de la señal, dejándola por el sur. Por las noches, doce destellos rápidos y seguidos la identifican e indican su posición.
Altura 25 metros
Plano focal 20 metros
12 destellos blancos muy rápidos
Alcance: 11 millas.
Accesible en barco o canoa.

martes, 28 de enero de 2020

Podemos aprender de Chassiron

Así sí.
En medio de los debates en España sobre aprovechamientos alternativos en los faros, que parece ser que la única alternativa aceptada por la Administración es convertirlos en hoteles ( y de lujo) de concesión privada, conviene volver la vista a Francia y comprobar cómo lo han solucionado ellos (y nos llevan unos cuantos años de ventaja).
Uno de los mejores ejemplos de aprovechamiento turístico, centro histórico-cultural, mantenimiento exitoso y didáctico es el faro de Chassiron, en la isla de Oleron. Eso que se ve alrededor de la linterna es gente. lo que se observa en la entrada del edificio es más gente. Además, alrededor del edificio han cultivado un espectacular jardín con estanques, flores, arbustos siguiendo y respetando el dibujo de una rosa de los vientos cuyo centro es el propio faro. Marca los ocho puntos cardinales principales y describe los vientos que vienen de cada uno de ellos, los efectos meteorológicos y su influencia en la vida local. Finalmente, rematan su oferta con varias visitas guiadas: entre las que destacan la que muestra la flora y fauna local, y la explica un sistema de pesca con esclusas aprovechando las mareas característico de la isla. A esto último se añade un museo que lleva por título 'Las gentes de la costa. Entre la tierra y el mar'.
¿Resultado? Éxito de público y rentabilidad. Para más información su web.

Altura 46 metros
Plano focal 50 metros
Un destello blanco cada 10 segundos
Alcance: 28 millas.
Visitable (224 escalones)

martes, 21 de enero de 2020

Por aquí entra el pescado al mercado

En la bocana del puerto pesquero de La Cotiniere, localidad de la isla de Oleron, se encuentran estas dos balizas, la del Gran Muelle (la roja) y el de la punta del dique sur (la verde). Están muy cuidadas, al igual que el puerto y el resto del pueblo. La Cotiniere mantiene su tradición pesquera y un gran y variado mercado en el que cada barco y cada mariscador tiene su propio puesto. Pero además se ha convertido en un lugar de veraneo, como casi todas las islas de esta zona, por lo que  tiene mucha vida y color. Una de las cosas que han sabido hacer los franceses es mantener su vida tradicional y compaginarla con las invasiones  temporales de turistas y viajeros vacacionales.

Altura: 11 metros el rojo, 8 metros el verde
Plano focal: 8 metros el rojo, 9 metros el verde
Alcance: 8 millas el rojo, 6 millas el verde
La roja es una luz de ocultación con una fase de 4 segundos, 3 segundo de  destello y un segundo de eclipse; la verde es una isofase de 4 segundos.
Accesibles  

martes, 14 de enero de 2020

Un ferry que evita Burdeos

Si vuelves de visitar el faro de Cordouan ella te da la bienvenida, o si  vas en el ferry hacia Pointe de Grave, la baliza roja del muelle sur del puerto de Royan te dice adiós. Además, ella me dio la solución para evitar el tráfico y los 'bouchons' que se forman en las circunvalaciones de Burdeos cuando quieres seguir hacia Bretaña y la costa atlántica. Se trata del ferry que une la villa de Royan con Le Verdon sur mer. Hay uno cada hora y cuarto y el trayecto dura unos 30 minutos. Desde Hendaya, por la A63 hasta la localidad de Marcheprime, después hasta Le Verdon. Son cuatro horas de viaje. Si no hay prisa, de camino se pueden visitar varios faros.
Altura 10 metros
Plano focal 11 metros
Dos destellos rojos en periodos de 10 segundos.
Alcance: 12 millas.
Accesible

lunes, 6 de enero de 2020

Llegan los Reyes Magos

No me lo han traído este año, pero alguna vez será. A los Reyes Magos les he pedido, para cuando se pueda, un viaje. Un recorrido por los alrededor de 40 faros de Marruecos, desde el faro de Ras El Ma, en el extremo este de Marruecos y a orillas del Mediterráneo, hasta el de Cap Barbas, el más al sur de la costa atlántica, en el desierto del Sahara. Cerca de 3.500 kilómetros y, le calculo, un mes de viaje para hacerlo con calma, visitándolos, y a poder ser durmiendo en ellos. Todos ellos son costeros, por lo que son accesibles en coche. ¿Alguien se apunta?

Por cierto, uno de ellos ya lo tengo visitado: el de cabo Espartel, que con sus 155 años es el más antiguo del país.
Altura 25metros
Plano focal 95metros
Cuatro destellos blancos cada  20 segundos.
Alcance: 30 millas