
Faro de
Cacilhas (
Setubal-Portugal). Foto de
Patrick Leroy.
Iba a empezar hoy con los faros de
Girona, los que he hecho durante la semana de Pascua, pero ayer me llamó mi hermana para decirme que su perra,
Ágata, se había muerto. Ya era muy mayor y los achaques no le dejaron pasar de la noche del lunes. Su historia tiene cierta similitud con el viejo faro portugués de
Cacilhas, que fue desalojado de su ubicación original en esta localidad a orillas del Tajo cuando la autoridad correspondiente consideró que obstaculizaba otros proyectos. Halló un nuevo hogar en la isla de
Terceira (Azores), donde le llegó la vejez y de donde salió hacia su ubicación final de nuevo en los muelles de
Cacilhas.
Ágata fue abandonada por sus primeros dueños en la perrera de la Sociedad Protectora en
Mutilva cuando quedó preñada. Allí la recogió mi hermana hace más de diez años y juntas han vivido todo este tiempo.
Ágata fue el primer perro con el jugaron mis hijos y el que más paciencia ha tenido con ellos. A ella saludaban antes que a su tía, y si no venía con ella su primera pregunta era "¿Dónde está
Ágata?". Difícil respuesta tendrá ahora la cuestión. Pero igual que el viejo faro de
Cacilhas sigue encendiéndose todas las noche en recuerdo de su antiguo oficio, ahora
Agatita seguirá en el recuerdo de toda la familia. Un beso
Espe.