martes, 11 de enero de 2022

Guzmán no vio este faro, pero yo sí



Guzmán no vio este faro, el de Tarifa, el de isla de las Palomas. Al Bueno me refiero, al del puñal, al del siglo XIII. Y es que esa fue la mayor sorpresa del día.

De crío conocí la historia de Guzmán el Bueno cuando sitiado por un jefe moro, este lo amenazó con matar a su hijo si no rendía el castillo. En respuesta, el cristiano le lanzó su propio cuchillo, el nazarí (aliado por cierto del infante Juan, quien guerreaba contra su hermano, el rey Sancho, jefe de Guzmán) mató al joven, el castillo no fue conquistado, y el general ganó honra, riqueza y el sobrenombre de el Bueno. Pero nunca me quedé con la copla de dónde estaba la fortaleza. 

Hasta el día que llegué a Tarifa para ver de lejos su faro. Allí me di de narices con mi viejo libro de Historia de la EGB (¿o era el de mi hermana? No me acuerdo ahora de ese detalle) y tenía forma de sólida construcción de piedra encalada. Vaya con el castillo de Tarifa. No sé si la historia del cuchillo es cierta, pero ese fortín es tan espectacular que te crees cualquier cosa. Hay que dar las gracias a las autoridades correspondientes por tenerlo así de cuidado y de accesible.

Algo que no pasa de momento con el faro aunque los munícipes locales se han puesto manos a la obra para solucionarlo. Hay que ver qué manía con mantenerlos fuera del alcance de posibles visitantes. Vale que está en un terreno militar, no es el único, pero hace años que las instalaciones están en desuso y la ubicación es perfecta para crear un centro relacionado con las actividades de aire y mar que han hecho famosa a la localidad y agrupar en él a las empresas que se dediquen a ellos. Por poner un ejemplo.

Hasta este verano de 2021, para ver el faro había que encomendarse a los santos. En concreto al de la punta del Santo, en el puerto. Un santo que en realidad no es tal, sino una enorme escultura del Sagrado Corazón de Jesús que despide y recibe a los pescadores que van a la faena en sus barcos. Desde la punta de ese espigón se puede ver en todo su esplendor. Que, por cierto, está más allá del cuartel desocupado.

Pero hace poco que se anunció que este año abrirá sus puertas tras su rehabilitación. Habrá que ver si se puede visitar entero o será solo sala cultural y de exposiciones (que tampoco es mala cosa). En cualquier caso, es un avance para disfrutarlo mejor. Que otros vayan tomando ejemplo.

A pesar de Guzmán el Bueno no lo conoció, esta torre de luz es larga historia ya que hay noticias de él a principios del XVIII, cuando se ordenó colocar un fanal sobre la torre almenara que ya existía. La verdad es que Felipe II fue un visionario.

Este de isla de las Palomas es de los pocos que quedan anteriores al primer plan de iluminación de costas de mediados del XIX. Después, todo ha sido una continua evolución hasta su actual automatización. 

Altura: 33 metros
Plano focal: 44 metros
Grupo de tres destellos blancos y rojos cada 10 segundos Blanco el sector entre 113º a 89º y rojo el sector entre 89º y 113º. 
Alcance: 26 millas la luz blanca y 18 millas la roja.
Visible y quizá dentro de poco visitable.

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