El faro de cabo Vilán es uno de los más señalados, por no decir el más emblemático, de la Costa da Morte y de toda Galicia. Habitado por una farera hasta hace muy pocos años, es uno de los más visitados. Tiene la magia romántica del faro torre aislado (siempre me pregunto cuando escribo algo así qué opinan los que vivieron en él) en una punta rocosa abierto a todas las inclemencias meteorológicas. Una prueba de ello es el acceso desde la vivienda del farero hasta la torre, convertido en un túnel para evitar que el viento se lleve al torrero.
Hay muchas cosas que ver. Y lo bueno es que se pueden ver dentro. Es decir, que es visitable. Lo gestiona una asociación local de empresarios de Camariñas.
La visita no es perfecta porque no se puede visitar la torre ni subir a ella. Sigo sin entender cómo hay autoridades que no ven el valor de esto. No me refiero en este caso a los empresarios de Camariñas, que hacen lo que les dejan. Pero por lo que me contó una de trabajadoras, son partidarios de hacerlo. Y mira que hay modelos distintos para poder organizar estas ascensiones a la torre. En Francia hay muchos ejemplos distintos y casi todos funcionan con mucho éxito. No es necesario convertirlo en un hotel.
En el patio acristalado del interior se expone la linterna y la óptica que hasta hace poco lució el faro de Laxe. Sobre un balda en el corredor interior del patio se exponen varias bombillas de diferentes tamaños que se han usado a lo largo de los años en distintas torres y balizas a partir de la electrificación. En una de las salas se muestran los generadores eléctricos.
También se expone un pequeño muestrario de distintos tipos de ópticas, entre las que destaca la antigua que se usaba en el propio faro Vilán.
Y fuera quedan restos, en concreto la base, del anterior faro, de 1854, pero su labor no era todo lo eficaz que se esperaba y hubo que levantar el actual, que entró en funcionamiento en 1896
También es uno de los extremos de la Ruta de los Naufragios. No hay que olvidar que en Camariñas está el famoso Cemiterio dos Ingleses, donde se enterró a los muertos que el mar devolvió tras el hundimiento del buque militar británico HSM Serpent en 1890. Solo sobrevivieron 3 de sus 175 tripulantes. Este accidente es el que provocó que el Gobierno británico presionara para mejorar la seguridad de este tramo.
Todos los 11 de noviembre se celebra la Noite dos Naufraxios en recuerdo de estas y de todas las víctimas que se perdieron en el mar.
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