martes, 5 de mayo de 2020
El de las habas contadas
El faro de Eckmühl es uno de esos que mi Santa y Paciente llama "de habas contadas". Es decir, que cuando vas a visitarlo tiene numerus clausus y su sistema de visita es el que entra por el que sale. No es el único, creo recordar que en Cap Ferret también usa este método de control de acceso. De esta forma se evitan aglomeraciones en escaleras largas y estrechas entre los que bajan, los que suben y los que sufren (aplicarse 300 escalones del tirón tiene su aquel), Además, si bien desde lo alto se disfruta de maravillosas vistas, para la mayoría el interés no dura más allá de media hora, por lo que la espera no es larga ni pesada.
Este faro bretón, que es de los altitos y elegantes, merece un ascenso tranquilo, tanto por motivos prácticos para los que somos de pierna un tanto floja como estética, ya que el reflejo de la luz natural en los azulejos de opalina que cubren todo su interior crean un ambiente como de interior de un acuario muy relajante, tanto que quita las ansias de llegar cuanto ante a la linterna.
Altura 65 metros
Plano foal, 60 metros
Destello de luz blanca cada 5 segundos
Alcance, 23 millas
Visitable. 307 escalones
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