martes, 26 de mayo de 2020

Lo de "¡firmes!" le viene de natural


Supongo que conoceréis esa sensación de salir a la carretera, temprano por la mañana, con fresquito pero bajo una luz que promete un día brillante. No hay apenas tráfico al salir de la ciudad. El ton-tonio cumple con su función dando las indicaciones  adecuadas y en tiempo. Te diriges a tu destino ligerito, sin pasarte de velocidad pero con viveza. Coges una ruta por la costa, con curvas, de conducción entretenida. El navegador te avisa de que "en 300 metros gire a la derecha". Lo obedeces con optimismo porque tu destino apenas está a un kilómetro de ese giro. Coges el carretil indicado con alegría... y apenas tienes el tiempo justo para frenar casi en seco a un metro de una reja de metal tamaño finca de hacendado indiano con un cartel blanco que, en letras negras, dice "Terrain militaire. Accès interdite" y debajo, en más pequeño, todas las penas del infierno de Dante que caerán sobre los desobedientes y los artículos que justifican su condena. El diseño lo completan una bandera francesa y un montón  de escudos de lo más marciales. La ilusión por visitar el faro de Portzic se hunde como un souffle mal horneado.
No queda otra que volver a la carretera y seguir hasta el siguiente pueblo para poner en marcha el plan b: preguntar a los locales. Tras un par de cafés y mantener una conversación con mi francés de 8º de EGB, salimos del bareto con la noticia de que no se podía llegar hasta la torre y un boleto de los euromillones franceses. En ese momento mi Santa y Paciente pulsó la tecla. "Ha dicho que no se puede". Y yo, navarro que soy, lo vi todo rojo. "¿Que no? Vamos p'allá".
Dejamos el coche en una especie de aparcamiento al lado de la carretera. Nos metimos en el bosque siguiendo un sendero entre encinas que discurría paralelo al acantilado y terminamos por desembocar en un mirador que se abre sobre la entrada a la rada que llega hasta el puerto de Brest y bajo el puesto de control de tráfico marítimo de la Marina Francesa. Pero lo importante, el faro, también estaba ahí. Además, siguiendo la senda encontramos la verja que cierra esa parte del área restringida pero que da justo al  pie de la torre, una elegante construcción que recuerda al faro de Les Baleines.
Y no nos tocaron los euromillones.

Altura 35 metros
Plano focal, 56 metros
Grupo de ocultaciones  en periodos de 12 segundos de 2 destellos. Sector rojo 219-259, sector blanco 259-338, sector rojo 338-360, sector blanco 0-65, sin luz 65-70,5, sector blanco 70,5-219
Alcance, 19 millas la luz blanca, 15 millas la luz roja.
164 escalones
No visitabley razonablemente accesible

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