martes, 23 de marzo de 2021

La marea que deja paso libre a los artistas

Hay veces que los faros o las balizas vienen a ti. Caímos en Plouguernneau camino del faro de la Vierge. Allí descubrimos la playita de Sant Cava, un arenal recogido, con rocas, algas y mejillones (en alguna ocasión habrá que hablar de les moules-frites), poca gente y un día de sol más que razonable. La ocasión perfecta para darnos un baño en Bretaña. Explorando la zona y con el agua hasta la cintura decubrimos una islita con lo que parecía una casa faro. La marea estaba baja y se podía cruzar andando, así que hasta allí nos encaminamos. Averiguamos que era el faro de la isla de Wrac'h, del archipélago de Lilia, en el estuario de Aber Wrac'h. En realidad es una baliza roja que marca la entrada hacia el puerto de, sí, lo habéis adivinado, Warc'h. Parece que en esta zona les gustan la cosas claras y sencillas. Y ya que nos hemos puesto geográficos, todo esto se encuentra en una región turística llamada Pays des Abers, que lo forman los estuarios de dos rías (es la mejor traducción que he encontrado de aber), las del Benoit y, sí, lo habéis acertado, el Wrac'h.

La isla sólo es accesible a pie con la marea baja. Desde 1994 la luz está automatizada. Lo que no he conseguido averiguar es cuándo caparon la torre. ¿He dicho capar? Creo que debo aclarar que en Navarra también se llama capar a arrancar el rabillo a la txapela o a la boina. Aquí me refiero a eliminar la linterna y dejar ese farolillo que corona la baliza. En 2006, la casa de los guardianes se convirtió en una especie de albergue y residencia de artistas, que administra una institución llamada Îles et Phares du Pays des Abers, encargada también, tras ocuparse de su restauración, del mantenimiento del edificio y sus alrededores, así como de  organizar eventos culturales.

Por cierto, con vergüenza y contrición debo confesar que nunca llegamos hasta el faro de Vierge, aunque lo vimos cómodamente desde esta isla, sentados en un antiguo refugio-cabaña-almacén de recolectores de algas, una actividad de larga tradición en la región. Una mancha negra en nuestro expediente farófilo que esperamos lavar algún día (y que sirve de excusa para volver a Bretaña). 

Altura 15 metros
Plano focal, 23 metros
Un destello rojo cada 1,2segundos
Alcance, 7 millas
Visitable solo la casa de los fareros. La torre, no

PD:.Ya que hablamos de excusa, mi Santa y Paciente me pregunta si lo de los faros no es una patalla para volver a beber sidra bretona. Me encojo de hombros y no confieso que lo mío son los moules-frites con cualquiera de las salsas

 


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