martes, 19 de octubre de 2021

Vienen altas las nuevas generaciones

En el imaginario colectivo ha queddo grabada la década de los 80 del pasado siglo como la de la explosión creativa, la modernidad cultural, la de la extravagancia, la de la Movida en Madrid, aunque también la hubo en otras ciudades y no se hable tanto de ellas. Pero, reconozcámoslo, esta eclosión imaginativa y de vanguardia no llegó al diseño de los nuevos faros de esa época. Parece ser que el plan de renovación optó por la funcionalidad, por la austeridad, por la simplificación. La costa se llenó de torres cilíndricas, más o menos altas según la necesidad, coronadas con uno o dos balcones y una linterna, Son construcciones exentas, carecen de edificio de vivienda para los fareros. Vamos, que son un triste poste con un bombillo encima.

Cierto es que la electrificación, las diferentes automatizaciones y otros avances tecnológicos han hecho innecesaria la presencia continua del torrero, del farero, del técnico de señales marítimas. Se han deshumanizado para tecnologizarse más. Son más sosos sin perder su utilidad. Cierto es que veníamos de la crisis del petróleo de los años 70 y de la posterior crisis industrial, por lo que la economía no estaba para echar cohetes. Supongo que esto también influyó. Con todo, las mentes pensantes debieron darse cuenta de este aspecto humano-subjetivo y tomaron una sabia decisión: mantener al viejo veterano, aunque fuera en desuso, junto al joven recién llegado, en una suerte de paso de testigo, de maestro que enseña al aprendiz. Esta es una de las razones de los numerosas parejas de faros que se distribuyen por toda la costa peninsular y en los archipiélagos.

El faro nuevo de Rota es uno de esto ejemplos. Bien tiesico, bien alto, bien relimpio y luciendo su faja roja lanza sus destellos desde el puerto sobre este tramo de la costa gaditana. Detrás, en un segundo plano, en silencio y posado sobre la arcada de entrada a la ciudad le observa el Viejo. 

Spoiler: Cuando llegue la década de los 90, la tendencia cambiará e ingenieros y arquitectos proyectarán edificios más imaginativos. Eso sí, sin llegar a las locas ideas de Corea del Sur, en especial los de Busán o los de la isla de Jeju

Altura 27 metros
Plano focal, 34 metros
Una ocultación cada 4 segundos. Luz blanca.
Alcance, 16 millas
Accesible, pero no visitable,

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