Antípolis, después renombrada isla de León, está
prácticamente unida a la península por una marisma y casi completamente
cubierta por el municipio de San Fernando. Diversos caños (Nota Mental: tengo
que buscar la definición geográfica de este término), en especial el de Sancti
Petri, mantienen viva la noción de isla. Por su parte, las de Erytheia y
Kotinoussa, luego isla de San Pedro, se han fusionado gracias a la expansión de
Cádiz desde la antigua Gadir por el norte de San Pedro y hacia el sur de esta.
Los sedimentos depositados por el Guadalete después de 30 siglos han acabado
creando otra marisma que une el este de San Pedro con León. El antiguo
archipiélago de Gadeiras ha dado paso (o está dando paso, que la velocidad geológica es la que es) a una península.
¿Y adónde quiero llegar con este ataque de sabiondez
googlenísta? Pues a la foto de ahí arriba. Porque a lo largo de todo este
tiempo no solo han habido arrejuntamientos, también desgajes y uno de ellos es
la actual isla de Sancti Petri. Superficialmente separada, queda una rasa
mareal bastante estrecha que marca el antiguo límite costero de Kotinoussa. En
el extremo más alejado se encuentra la llamada punta del Arrecife, un peligro
que las autoridades marítimas del ramo lo han señalado con una marca cardinal
oeste.
Las marcas cardinales se utilizan para señalar la presencia
de puntos especialmente peligroso e indicar el cuadrante, norte, este, sur u oeste,
por el que deben ser sobrepasados. Los cuatro cuadrantes están limitados por
las marcaciones verdaderas NW, NE, SE, SW tomadas desde el obstáculo.
Esta señal de punta de Arrecife es oeste y se identifica
visualmente por sus colores, tres franjas horizontales amarilla-negra-amarilla
y el remate de dos conos superpuestos unidos por sus respectivos vértices. El indicativo luminoso es de nueve destellos cada 10 segundos.
Para observadores atentos, la línea de espuma blanca que llega
hasta el poste desde la isla de Sancti Petri es también una buena señal de que ahí
hay una rompiente oculta de la que más vale mantenerse alejado.
Al fondo, medio borroso medio desenfocado, me dice mi amigo Manuel, gaditano de pro trasladado a Navarra, (levántate y saluda) que es el puente de la Constitución de 1812, La Pepa, (yo lo había identificado como el de José León de Carranza), se levanta por detrás de la
playa del Chato (creo).
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